¿Cómo se gobierna una empresa familiar cuando ya no hay dueños directos?
En ocasiones, especialmente en familias empresarias multigeneracionales, llega un punto en el que los miembros ya no son propietarios legales o titulares directos de la empresa. Un trust —diseñado para preservar y distribuir el patrimonio— pasa a ser el titular formal. La familia deja de ser dueña para convertirse en beneficiaria.
Esto no implica la desaparición de la gobernanza familiar, sino su transformación. Cuando el trust es el titular, la clave está en construir legitimidad y una voz estructurada para la Familia, incluso sin tener control directo. La gestión se apoya en tres ejes que deben actuar en armonía: un directorio profesional que rinde cuentas y lidera el negocio, un comité fiduciario que protege el patrimonio e interpreta el interés de la familia, y un consejo familiar que representa, cohesiona y educa.
En este contexto, los beneficiarios ya no pueden actuar como dueños en forma tradicional, pero pueden —y deben— asumir un rol activo y responsable. Esto implica comprender el funcionamiento del trust y sus órganos de decisión, influir sin interferir, y adoptar una visión de largo plazo basada en el propósito y el legado. La educación patrimonial deja de ser opcional: se vuelve esencial.
El protocolo familiar y la carta fiduciaria también deben ir de la mano. Uno expresa el propósito de la familia; el otro lo convierte en estructura operativa. Cuando ambos están alineados, se previenen conflictos y se fortalece la cohesión intergeneracional.
Para canalizar esa voz familiar de forma legítima y ordenada, se requieren espacios formales como: i) comités consultivos de beneficiarios, ii) consejos familiares con mandato fiduciario y/o iii) comités de protectores. Estas instancias permiten representar expectativas sin vulnerar la autonomía del trustee.
El trustee, por su parte, tiene un rol complejo. Es el propietario legal, pero no actúa con fines personales. Es custodio del equilibrio familiar: administra activos, ejecuta el propósito del trust, rinde cuentas con visión de largo plazo y escucha con criterio. No responde a intereses individuales, sino al legado en su conjunto.
En estos modelos fiduciarios, gobernar ya no es votar ni controlar. Es formar parte de un sistema institucional que protege, representa y proyecta el futuro familiar de manera coordinada y profesional.
En Investa Trust, ayudamos a las familias a diseñar estructuras que respeten su historia y acompañen su evolución. A partir de nuestra experiencia con familias empresarias, sabemos cómo asesorar y guiar en la redacción del protocolo familiar, los acuerdos familiares y el documento constitutivo del trust, para que la familia pueda, de forma organizada y alineada, construir legitimidad y una voz estructurada, incluso sin detentar la propiedad directa.
“Queremos cuidar lo que a otros les costó tanto construir”.